La regla de la pirámide invertida, que organizaba la redacción de las noticias partiendo de sus elementos más importantes (quién, qué, cuándo, cómo y por qué), parece condenada al desuso en las actuales circunstancias.
Al ser más audiovisuales que textuales, las noticias que se difunden por las redes o la televisión casi se explican por sí mismas a través de las imágenes, a menudo sin necesidad de utilizar toda la escala de dicha pirámide.
Los reporteros tienen más laxitud, más libertad para acompañarlas de comentarios y aplicaciones tecnológicas, ya sea con una mezcla de imágenes fijas o en movimiento de otros episodios de referencia o contextualizadores, para hacerlas más versátiles y diferentes.
La popularidad y alta audiencia que han alcanzado las historias contadas y los podcast tanto en YouTube como en Instagram, Facebook, Tik Tok y Spotify, han influido para que los jóvenes periodistas de hoy adapten sus reportes a esos modelos. La camada de noveles comu nicadores salidos de las escuelas universitarias de periodismo dominan estas tendencias. Son preparados para el periodismo audiovisual, no para el tradicional de los impresos, y por eso lo escénico, el manejo de guiones y las técnicas de edición de audios o videos es su fuerte.
Ellos trasladan al periódico digital todo ese bagaje de lo moderno, imprimiéndole un estilo coloquial, sin sujetarse a las reglas estrictas que han marcado las formalidades de una prensa escrita y, de esa manera, conectan con un inmenso público que así es que quiere enterarse y consumir las noticias.
Ni modo. Hay que seguir perfeccionando estas nuevas formas comunicacionales para no quedarnos en el pasado, por más bueno, provechoso y relevante que haya sido en la historia del periodismo profesional. Fuente:Listindiario