En los últimos meses, el nombre de un virus
desconocido hasta el momento en América Latina comenzó a circular: el zika,
también conocido como ZIKAV o ZIKV.
En febrero de 2015, las autoridades brasileñas comenzaron a investigar un brote de erupciones en la piel que afectaba a seis estados en la región noreste del país.
En febrero de 2015, las autoridades brasileñas comenzaron a investigar un brote de erupciones en la piel que afectaba a seis estados en la región noreste del país.
Pero fue en mayo que el Ministerio de
Salud de Brasil confirmó la circulación del virus tras identificarlo en 16
muestras en dos de esos estados: Bahía y Rio Grande del Norte.
Ese mismo mes se detectó otro
caso en el estado de Sao Paulo, en una persona sin ningún historial de viaje.
Según el Centro Europeo para el Control y
Prevención de Enfermedades, se trata del primer brote de la enfermedad que se
ha documentado en América Latina.
A continuación, BBC Mundo
compila lo que debes saber sobre el tema.
El virus zika es causado por la picadura
de un mosquito y se cataloga como un arbovirus perteneciente al género
flavivirus, que son aquellos que animales invertebrados como zancudos y
garrapatas le transmiten al ser humano.
El zika es similar al dengue,
la fiebre amarilla, el virus del Nilo Occidental y la encefalitis japonesa.
Se transmite tras la picadura de un
mosquito del género aedes, como el Aedes Aegypti, que causa el dengue.
El virus se identificó en 1947 por primera
vez en Uganda, específicamente en los bosques de Zika. Se descubrió en un mono
Rhesus cuando se realizaba un estudio acerca de la transmisión de la fiebre
amarilla en la selva.
Análisis serológicos confirmaron la
infección en seres humanos en Uganda y Tanzania en 1952, pero fue en 1968 que
se logró aislar el virus con muestras provenientes de personas en Nigeria.
Análisis genéticos han demostrado que
existen dos grandes linajes en el virus: el africano y el asiático.
En 2007 se registró la infección en la isla
de Yap, que forma parte de Micronesia, en el Océano Pacífico. Fue la primera
vez que se detectó el virus fuera de su área geográfica original: África y
Asia.
A finales de octubre de 2013, se inició un
brote en la Polinesia Francesa, también en el Pacífico, en el que se
identificaron 10.000 casos.
De ese total, aproximadamente 70 fueron
graves. Los pacientes desarrollaron complicaciones neurológicas, como
meningoencefalitis, y autoinmunes, como leucopenia (disminución del nivel
normal de leucocitos en la sangre).
En febrero de 2014 las
autoridades chilenas confirmaron un caso de transmisión autóctona en la Isla de
Pascua. El mismo coincidió con un brote en Nueva Caledonia y las Islas Cook.
Nuevamente en el Océano Pacífico.
Suele oscilar entre 3 y 12
días. Tras este período, aparecen los síntomas. Sin embargo, la infección
también puede presentarse de forma asintomática.
Según un estudio publicado en
la revista médica The New England, una de cuatro personas desarrolla síntomas.
No se ha reportado ninguna
muerte que haya sido causada por la enfermedad.
La mayoría de las personas se
recupera y la tasa de hospitalización es baja.
Generalmente, duran entre
cuatro y siete días y pueden confundirse con los del dengue.
En los casos en los que las
señales que revelan la enfermedad son moderados, la persona puede tener fiebre
de menos de 39°C, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular y en las
articulaciones, inflamación que suele concentrarse en manos y pies,
conjuntivitis no purulenta, edema en los miembros inferiores y erupción en la
piel, que tiende a comenzar en el rostro y luego se extiende por todo el
cuerpo.
Con menos frecuencia se
presentan vómitos, diarrea, dolor abdominal y falta de apetito.
Las complicaciones de tipo
neurológico y autoinmune han sido excepcionales hasta el momento debido a que
solo se vieron en la Polinesia Francesa.
No hay una vacuna ni un tratamiento
específico para el zika, sólo un manejo sintomáticoque consiste en descansar y
en tomar acetaminofén o paracetamol para el control de la fiebre.
No se recomienda el uso de
aspirinas por el riesgo de sangrado que acarrea.
También se aconseja ingerir
líquido en abundancia para paliar el que se pierde por diferentes razones.
Para manejar el prurito
ocasionado por la erupción, se pueden utilizar antihistamínicos.
Es necesario mantenerse
alejado del paciente al menos durante la primera semana de la enfermedad para
evitar el contagio.
Como la transmisión ocurre por
la picadura de un mosquito, se recomienda el uso de mosquiteros que pueden
impregnarse con insecticida y la instalación de mallas antimosquitos si no se
tienen.
El uso de mosquiteros se
aconseja en los casos en los que se contrajo el virus y también como
prevención.
Se deben utilizar repelentes
con Icaridina y ropa que cubra las extremidades, para que haya menos
posibilidades de sufrir una picadura.
El riesgo para el continente
se encuentra en el potencial de transmisión de la enfermedad, que radica en que
los mosquitos transmisores del virus viven en la región y en la densidad
poblacional de la misma.
Organización Panamericana de
la Salud, Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades,
Biblioteca Nacional de Medicina e Institutos de Salud de Estados Unidos y
WebMD. Fuente:MSN
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