No me sorprende, por tanto, que en este ambiente
de avances económicos y sociales, se haya abierto un debate muy positivo para
nuestro avance institucional y perfeccionamiento democrático.
Un debate que toda la nación acompañó con gran
participación y que, finalmente, hizo repercutir en el seno del Congreso
Nacional, la voluntad abrumadora de la mayoría de nuestro pueblo.
Me refiero a la decisión libre y soberana del
Congreso Nacional de reformar nuestra Constitución para que, a partir de ahora,
cualquier presidente pueda disputar una reelección y, si fuera la voluntad del
pueblo, dar continuidad a su trabajo de gobierno, consolidando las conquistas
colectivas.
Una vez más, podemos decir con satisfacción que ha
primado la democracia, la institucionalidad y el consenso. Hemos asistido a un
proceso ordenado y apegado a las leyes que nos rigen.
Si hablamos de legitimidad, vale la pena señalar
que el nuevo texto constitucional ha sido aprobado masivamente por las
principales fuerzas políticas del país. Las mismas que sumaron, en los últimos
comicios, el 98% de los votos del pueblo dominicano.
En nombre del pueblo dominicano, quiero agradecer
a todos los partidos por la forma ordenada y democrática en que encaminaron
este proceso de reforma.
Pero quiero hacer énfasis en dirigir un reconocimiento especial a todos los compañeros del Partido
de la Liberación Dominicana, porque nuestro partido ha mostrado, una vez más,
que está a la altura de la Historia y que cuenta con el liderazgo político
capaz de dirigir los destinos del país.
Extendemos también este reconocimiento al
liderazgo del Partido Revolucionario
Dominicano, Partido Reformista Social Cristiano y otras fuerzas aliadas por el
apoyo que brindaron a esta reforma.
Reconocemos también a los Senadores y Diputados de
la República, que fueron los responsables de la ejecución de la misma.
Esta reforma es un paso adelante en la madurez de
nuestro Estado Democrático de Derecho, además de una demostración contundente
de la capacidad de nuestras fuerzas políticas de dar respuesta a las necesidades
del pueblo soberano.
A partir de ahora, nuestra democracia se regirá
por el modelo que ha demostrado ya su buen funcionamiento en buena parte de las
democracias del mundo: Ocho años y nunca más.
Es decir, que un Presidente solo podrá ser
reelegido una vez, y luego no podrá postularse más.
De esta forma, daremos oportunidad tanto a que los
gobernantes apliquen realmente su programa de gobierno, como a que surjan los
necesarios relevos generacionales y los liderazgos alternativos.
Me siento honrado, feliz y confiado de estar en la
presidencia en el momento en que las fuerzas vivas de nuestra nación decidieron
promover este cambio, que nos iguala a las mayores democracias del mundo.
Esto también aumenta el peso de mi responsabilidad
de actuar en el próximo proceso electoral de la forma más equilibrada, justa,
honesta y transparente posible.
Y, en el caso de que sea la voluntad de mi partido
postularme como candidato y la decisión del pueblo elegirme, yo podré concurrir
a otro mandato presidencial.
Señoras y Señores;
Acompañé con cuidado y cautela el debate y el
envío de la enmienda constitucional sobre la reelección.
Siempre que fui consultado por compañeros del
partido o por representantes de la sociedad civil, mantuve una posición
equilibrada e imparcial.
En ningún momento estimulé o aceleré el proceso.
Al contrario, me mantuve siempre con cautela y redoblada atención.
Pero si no estuvo en mí estimular este proceso,
tampoco estuvo en mi frenarlo, ya que brotaba de un deseo popular profundo.
Era eso lo que veíamos reflejado en las encuestas,
era eso lo que oíamos en las calles, era eso lo que yo escuchaba de
representantes de todos los sectores de la sociedad: empresarios, trabajadores,
académicos, intelectuales, artistas y políticos, mujeres, jóvenes, ancianos y
líderes religiosos.
Fue en ese momento cuando concordé en que este
tema fuera, en primer lugar, examinado en el ámbito de mi partido y, si obtenía
una buena acogida, se enviara a la institución que tiene el poder de modificar
la Constitución; me refiero al Congreso Nacional.
Una Constitución es la carta magna y el estatuto
sagrado de un pueblo.
Contiene cláusulas rígidas pero, como cualquier
obra del hombre, posee partes que pueden ser perfeccionadas con el paso del
tiempo.
Ese era el caso, sin duda, de la reelección de un
presidente.
La reelección existe en prácticamente todas las
sociedades políticamente desarrolladas.
Sea en los regímenes presidenciales, con la
reelección limitada de los gobernantes, o en el parlamentarismo, con la
reelección casi ilimitada de los líderes partidarios, siempre que obtengan la
mayoría congresual.
La reelección es vedada, como una especie de
salvaguarda, casi únicamente en países que no tienen instituciones fuertes y
que viven aún sobre el trauma de las dictaduras.
La República Dominicana es, hoy, un país de
instituciones en franco proceso de fortalecimiento, con equilibrio político y,
desde hace mucho, libre del trauma y de la sombra tenebrosa de la dictadura.
Para nosotros, por tanto, la reelección en lugar
de significar un retroceso institucional es un avance y un perfeccionamiento
democrático.
Se equivocan también los que dicen que introducir
la reelección es beneficiar al gobernante de turno.
En realidad, es beneficiar al país, porque puede
aprovechar, aún más, los resultados de un gobierno que lo esté haciendo bien.
La reelección, en contrapartida, permite también
que el pueblo castigue a los malos gobernantes y se libre de los efectos
maléficos de una mala gestión.
La reelección no significa la victoria automática
de quien está en el poder, al contrario, es siempre un riesgo para quien
gobierna.
El pueblo es sabio y siempre juzga con rigidez a
quienes están conduciendo su destino.
El pueblo también está cada vez más atento en la
defensa de las instituciones democráticas.
El pueblo defiende su Constitución porque sabe que
es defendido por ella.
El pueblo utiliza la Constitución como arma de
defensa personal y de paz social.
La preserva y la venera como fuente esencial de defensa de los
intereses colectivos y de la fuerza de la ciudadanía.
Por eso, cuando el pueblo percibe que puede
cambiar para mejor la Constitución, lo hace sin miedo y sin recelo.
Sin necesidad de órdenes ni de consejos.
Lo hace buscando lo mejor para su presente y para
su futuro.
Dominicanas y dominicanos;
Quiero recordar que en 2009, en el seno de la
sociedad dominicana, se produjo una consulta nacional en la que la mayoría de
la población se mostró a favor del modelo de dos periodos consecutivos y nunca
más.
Esa misma discusión se llevó al seno del PLD, y en
esa ocasión yo defendí la voluntad de la mayoría del pueblo dominicano de dos
períodos consecutivos y nunca más. En ese momento, sin embargo, nuestra
posición fue derrotada por 20 votos a 5.
En esa consulta, en el seno de la sociedad
dominicana, solo el 16.7% por ciento votó a favor del modelo que ahora se
eliminó, un 13.5% a favor de la reelección indefinida y un amplio 57.94%
defendió el modelo que ahora se ha restablecido, es decir, dos períodos
consecutivos y nunca más.
Es cierto que, en varias ocasiones, no acepté
discutir la posibilidad de mi reelección.
Pero es igual de cierto que he dicho muchas veces,
a lo largo de mi vida, que mi mayor compromiso es tener siempre el oído en el
corazón del pueblo.
El fuerte deseo popular a favor de la enmienda
para la reelección me ayudó a superar este dilema y a retomar la posición que defendí en el año 2009, en el seno del
Comité Político del PLD.
No lo hice movido por la vanidad, ni el deseo de
poder.
Lo hice porque me convencí de que el instrumento
de la reelección sería, de hecho, un avance institucional perenne para nuestro país – y no una mera
circunstancia para beneficiar a un gobernante.
Cambié mi posición sobre este tema, pero no mi
convicción democrática de nunca colocar mis deseos personales o partidarios por
encima de los intereses colectivos.
Además, al apoyar la enmienda de la reelección
también estaba tomando la decisión de cerrar mi carrera política, porque está
sobreentendido que, después de estos cuatro años adicionales, si el pueblo me
premia con su voto, en mayo de 2016, no podré ser candidato nuevamente a la
Presidencia de la República.
El modelo que dejamos atrás me hubiera permitido
postularme indefinidamente en periodos alternos, pero estoy convencido de que
esta reforma es lo que quieren los dominicanos y lo mejor para el país.
Siempre he sido un demócrata convencido y siempre
he conducido mi vida política buscando la paz, la justicia y el equilibrio.
Y esos sentimientos guiaron mi decisión.
Pueblo dominicano,
Una vez más, mi destino político está en las manos
de ustedes.
Si tengo el respaldo firme de mi partido y el
apoyo de la mayoría de los dominicanos, podré concurrir a un nuevo mandato
presidencial.
Haré ese anuncio en el momento oportuno.
Hoy, lo que quiero anunciar, es mi disposición
redoblada de continuar luchando por más cambios –profundos y positivos- a favor
de nuestro país.
No dudaré, en ningún momento, en continuar
haciendo lo que sea necesario para que nuestro gobierno tenga cada vez más
eficiencia y sea cada vez más transparente.
Cuanto más estemos al lado de la ley y de la
justicia social, más rápido y más profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la
institucionalidad, de la democracia y de la transparencia, más rápido y
profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la solidaridad, de
la protección a los más débiles y del Estado del Bienestar, más rápido y
profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado del desarrollo y de la
innovación, más rápido y más profundo será el cambio.
Porque todo ocurre más rápido cuando estamos del
lado de la historia, cuando no nos desviamos del rumbo correcto.
Señoras y Señores;
Lo que me atrae, en la hipótesis de que fuera
reelegido, es la posibilidad de profundizar los cambios que estamos haciendo en
nuestro país.
Podríamos tener
ante nosotros cuatro años más que nos permitirían consolidar la
transformación educativa que ya está en marcha y asegurarnos de que sea
irreversible.
Cuatro años más para profundizar la reforma que ya
avanza en nuestro sistema de salud, que llevará atención gratuita y de calidad
a todo aquel que la necesite.
Cuatro años más para seguir incorporando a más
personas a la seguridad social.
Cuatro años más para seguir apoyando a nuestros
productores y trabajando de la mano con los empresarios de todos los tamaños,
para generar más empleo e ingresos que nunca para nuestra gente.
Cuatro años más para apostar cada vez más por
nuestro turismo, hasta alcanzar la meta que nos hemos trazado de llegar a los
10 millones de visitantes.
Cuatro años más para continuar recorriendo los
campos del país con nuestras visitas sorpresa, hasta que no quede un solo
rincón al que no hayamos llegado para apoyar a nuestra gente.
Cuatro años más para que banca solidaria siga
llevando el derecho al crédito a todos nuestros emprendedores, estén donde
estén.
Cuatro años más, que nos darían la oportunidad de
ver los frutos de las iniciativas que ya hemos iniciado para llevar solución al problema eléctrico, de una vez
por todas.
Cuatro años más para que el 911 siga expandiéndose
por el territorio nacional y para que la seguridad llegue a todos los rincones
del país.
Cuatro años más para seguir construyendo las infraestructuras
que requiere el desarrollo productivo del país.
Cuatro años más para mantener la estabilidad
macroeconómica con baja inflación que ha permitido el crecimiento de nuestra
economía.
En definitiva, tendríamos cuatro años más para
garantizar que nada ni nadie pueda dar marcha atrás a todo lo que conquistamos
juntos!
Queridos Compatriotas;
En estos tres años hemos logrado lo que muchos
creían imposible.
Recuerdo que, cuando llegamos al gobierno en medio
de una grave crisis económica internacional, muchos pensaban que apenas
conseguiríamos sobrevivir en ese ambiente hostil.
Sin embargo, trabajando juntos, hemos avanzado
como nunca antes.
En medio de uno de los contextos internacionales
más difíciles, logramos un dinamismo económico cercano al de China, con un
crecimiento mayor al 7%.
Las inversiones, que se redujeron en la mayor
parte de los países de la región,
continúan llegando a la República Dominicana.
Estamos cumpliendo y superando nuestra meta de
crear 100,000 empleos al año.
Sentamos las bases de un nuevo modelo de
desarrollo, con más justicia social y menos desigualdad.
Y, lo más importante, hemos conseguido sacar de la
pobreza a más de medio millón de dominicanos y dominicanas.
En definitiva, tomamos con firmeza las riendas del
país y lo estamos dirigiendo rumbo a la prosperidad y el progreso.
Y, si hemos sido capaces de hacer todo esto en las
peores circunstancias, les invito a soñar lo que seremos capaces de lograr en
el futuro próximo!!
Dominicanos y dominicanas;
Más que nunca es hora de soñar y de hacer.
A lo largo de su historia, la República Dominicana
enfrentó muchos desafíos.
Sin embargo, ahora, más que nunca, creamos las
condiciones para transformar los desafíos en victorias, y para transformar las
victorias en beneficios generales para nuestro pueblo.
Ya no es un sueño distante, por ejemplo, acabar
con la pobreza absoluta y superar el analfabetismo en todo nuestro territorio.
Es una meta posible y realizable. En poco tiempo,
la República Dominicana lo conseguirá!
Ya no es un sueño distante consolidarnos como la
economía más sólida y sostenible de la región.
En poco tiempo, la República Dominicana lo
logrará!
Ya no es un sueño distante que tengamos un sistema
educativo de gran calidad, capaz de preparar a nuestros jóvenes para todos los
desafíos del mundo moderno.
En poco tiempo, la República Dominicana lo
conseguirá.
Ya no es un sueño distante que seremos el más
completo, más rentable y más buscado destino turístico del Caribe.
En poco tiempo, la República Dominicana lo
conseguirá.
Ya no es un sueño distante que logremos un gran
salto productivo y tecnológico en nuestra agricultura y ganadería.
Y también, en poco tiempo, la República Dominicana
lo conseguirá.
En suma, más que nunca, es posible transformarnos
en un país con uno de los mayores índices de desarrollo y con uno de los
menores índices de desigualdad de toda la comunidad latinoamericana y caribeña.
Más que nunca, podemos tener orgullo de la tierra
en que nacimos!
Más que nunca podemos tener autoestima y
esperanza!
Más que nunca podemos transformar nuestros sueños
en realidad.
Más que nunca podemos transformar nuestro país
real, en aquel país de los sueños de nuestros abuelos y nuestros padres. Un país en el que vamos a ser cada vez más
fuertes y más felices, junto a nuestros hijos y nuestros nietos.
Vivamos el nuevo sueño dominicano!
Viva la República Dominicana!
Que Dios nos bendiga a todos!
Muchas Gracias y buenas noches.
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