Parecía un niño cuando estaba entre ellos y un joven cuando competía con ímpetu, pocas veces malhumorado, firme al defender sus convicciones, su iglesia, la vida, el medio ambiente, así fue el padre Luis Emilio Rosario Peña (Padre Luis), un salesiano de casi 76 años que dedicó su sacerdocio a impulsar “la Civilización del Amor”, inspirado en Jesús y San Juan Bosco.
El sacerdote salesiano murió de complicaciones causadas por el COVID-19 a su menguada salud por un cáncer en la próstata que fue enfrentado hace más de 10 años y que sigiloso siguió extendiéndose por su cuerpo hasta desahuciarlo.
Dentro de sus obras cumbre estuvo Muchachos y Muchachas con Don Bosco, un proyecto de rescate y apoyo a niños, jóvenes y adolescentes de los barrios marginados a los que no solo se le da el pan, sino que también se le enseña a pescar.
Fue el padre Luis y su congregación un defensor de los niños de la calle, conocido como “palomos” o “huele cemento” a los que protegía y cuidaba como sus hijos. Buscó siempre un techo de pudieran dormir y vivir y lo hizo al modo de ellos, logró una vivienda frente al barrio Enriquillo donde los “palomos” tenían un lugar digno donde dormir, bañarse o vivir, si así lo querían.
Fue el creador de la emisora “Radio Juventus” un medio de comunicación al servicio de los jóvenes, a propagar lo que llamó la Civilización del Amor y a difundir valores humanos y religiosos, la cultura de las comunidades y el respeto a la vida.
Cuando yo me muera
En un artículo de su autoría titulado “El Día que me Muera”, el padre Luis Rosario expuso: Me gustaría una caja bien sencilla y, si no fuera por el mal olor, preferiría una de tablas de cajas de arenque, como hacía la gente pobre de nuestros campos. Prefiero que la caja esté totalmente cerrada, sin vidrio, para que la gente no me vea, o mejor, para no ver a la gente. Sería muy deprimente ver a alguien llorar delante de mí, moviendo la cabeza como un junco, de un lado a otro, y profiriendo expresiones las más de las veces incoherentes”.
Su humildad y profundo conocimiento de la sociedad dominicana lo llevó a escribir: “Me gustaría que la gente que me acompañe hasta el lugar de mi último descanso, no vaya con traje, menos aún de color negro. Además del calor que hace en los cementerios, le daría demasiado caché al acontecimiento. Las camisas y los poloshirts son más cómodos y más “transparentes”; esto en relación a las actitudes sinceras de amistad. Que no se les ocurra tampoco llevar lentes de color oscuro; me huelen a hipocresía, el coro para la misa, prefiero que esté conformado por muchachos de la calle, aunque desafinen; cantan más con el corazón que con la boca”.
La noticia de su muerte este miércoles deja un gran dolor entre quienes lo conocieron y en aquellos del que solo tenían referencia o lo veían en los medios de comunicación. Las expresiones de dolor surgieron de manera espontánea desde muchachos de los barrios marginados a los que rescató hasta el presidente de la República.
“Su legado y compromiso con Dios en la Pastoral Juvenil le convirtieron en padre orientador de la juventud… “viva siempre su mensaje de amor, humildad y sonrisa al prójimo”, expresó el presidente Luis Abinader a través de las redes sociales.
Para el obispo de la diócesis de Baní, monseñor Víctor Masalles, la labor apostólica del sacerdote y escribió: “A nuestro querido padre Luis Rosario, Dios lo acoja y le dé el merecido premio del intenso y extenso trabajo apostólico que realizó“.
La Inspectoría Salesiana a la que perteneció el religioso al anunciar el fallecimiento de uno de sus hijos informó que “Movidos por la esperanza en Cristo Resucitado, anunciamos que el padre Luis Emilio Rosario Peña ha pasado a la casa del padre”.
La ex vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño también expresó su pesar por el fallecimiento del padre Luis: “la juventud ha perdido a un mentor y guía”, dijo en un breve mensaje al enterarse del fallecimiento del religioso.
Un colaborador cercano
Angel María Acevedo, un joven con discapacidad auditiva y dificultad del habla, se hizo periodista por motivación del padre Luis Rosario, que lo consideraba como un hijo. Durante 31 estuvo al lado de su guía espiritual.
El padre Luis junto a Tomás Hernández Alberto, a Angel María Acevedo y a Don Rafael Herrera fueron los propulsores de que en el país se instituyera el “Día Nacional de la Juventud” en el calendario dominicano, así como en la creación del entonces secretariado de la juventud.
“El padre Luis Rosario significó un verdadero sacerdote que cumplió ejemplarmente con la misión de Don Bosco y los salesianos de entregarse por los niños y jóvenes dominicanos para que construyeran la Civilización del Amor, en verdad, el padre Luis Rosario es considerado por muchos como un Don Bosco, pero dominicano”, afirma.
Entiende que para el país, su muerte constituye “una grandísima irreparable pérdida”, por su defensa la vida en todas sus manifestaciones y en contra del aborto y agrega que el sacerdote luchaba contra el desarme de la población, exhortaba a amarse uno con otro, ayudaba a la gente pobre en sus necesidades y trabajaba ininterrumpidamente porque la niñez y la juventud “sean amados” como mandaba Don Bosco, inspirado en Jesús.
El velatorio
Los restos del padre Luis Rosario serán velados a partir de 8:00 de esta mañana y hasta las 10:00 en la parroquia San Juan Bosco, en el sector del mismo nombre, en el Distrito Nacional, donde se celebrará una misa de cuerpo presente. La inspectoría Salesiana de Las Antillas tomará las medidas protocolares de lugar para evitar el contagio del COVID-19. Luego familiares, hermanos de la congregación salesiana, amigos y relacionados acompañarán el féretro hasta su última morada en el cementerio Cristo Redentor donde tendrá cristiana sepultura. Fuente:Diariolibre