El
irlandés Bram
Stoker,
el autor de «Drácula», parecía tener en su poder el
secreto de la eterna juventud. Ahora, la
fórmula se aplica a la cosmética:
para estar joven hay
que dejarse chupar la sangre.
O
extraerla, si somos más precisos. Y no me refiero (solo) a las
inyecciones
de plasma,
que están tan de moda en las consultas médico-estéticas. La
doctora alemana Barbara Sturm
ha descubierto los
beneficios
de la sangre con aplicación tópica
y se ha lanzado a elaborar
cremas con el plasma de sus pacientes.
Esta cirujana ortopédica, que se hizo famosa por su romance con el
actor George
Hamilton,
no es una iluminada o una simple advenediza. Sus tratamientos «Blood
Kobe»
-toman el nombre de la estrella de la NBA Kobe
Bryant,
al que sus infiltraciones
salvaron la rodilla- le abrieron un hueco entre los más VIP del
mundo.
Por
sus consultas (Düsseldorlf, Washington, Los Ángeles y Londres) han
pasado desde el equipo de Los
Angeles Lakers al completo hasta el actor John Malkovich.
Su habilidad para rejuvenecer rostros y músculos con PRP (plasma
rico en plaquetas) le dio prestigio; y ahora, con la colaboración de
científicos de Pittsburgh
y Harvard,
formula estos
cosméticos «sanguinolentos». «Se elaboran partiendo de una
muestra de sangre, extraída de nuestro brazo
-como si de un análisis tradicional se tratara-, que se envía a un
laboratorio; y en 24-48
horas están listos»,
explican desde la sede de esta especialista.
Según
aseguran, los resultados
de
MC1 -así se llama la línea- son espectaculares
e inmediatos:
reduce la inflamación de las células, cierra los poros, produce más
colágeno y devuelve la luminosidad a la piel. Y está especialmente
indicada para problemas de sensibilidad, eccemas, dermatitis y
psoriasis, porque lo que se toma del propio cuerpo es lo único
compatible cien por cien. «El
plasma que se extrae sirve para elaborar entre siete y diez tarros,
depende de las proteínas que contenga», indican. El precio del
primer envase es de 350
euros (dura
un mes y medio), y los siguientes tarros cuestan 220
euros.
Pero estas no son las únicas fórmulas
sangrientas que triunfan. Dos pirados (¿o serán genios?) italianos
han creado unos perfumes basados en los distintos grupos sanguíneos.
Giovanni
& Antonio -un
diseñador
de moda y un fotógrafo publicitario- son dos
enamorados
del mundo del perfume que odian el aroma de las flores.
Esta incoherencia les llevó a buscar notas que no contuvieran ni un
átomo floral. Y se dieron cuenta de que los olores metálicos y
minerales de la sangre eran los que mas les atraían (¡cuánto daño
ha hecho la serie «Crepúsculo» en algunas mentes!). De la idea de
que «la sangre que llena cada parte de nuestro cuerpo es un río de
vida, y como tal, se merece un homenaje», nació «Blood Concept»,
una colección de cuatro fragancias unisex, para que cada cual
utilice la que corresponde a su grupo sanguíneo: A, B, AB y O. ¡Si
Drácula levantara la cabeza!.- Fuente:abc.es
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