El abuelo del niño, Muhammed Yasin, relató al periódico que él mismo y tres de sus hijos siguen bajo acusación, y explicó que el juez advirtió a la Policía de que el cargo contra el menor nunca se debió de haber producido.
El caso ha generado un debate sobre el funcionamiento del sistema judicial en el país, donde ha dado la vuelta la imagen del niño llorando mientras le tomaban las huellas dactilares cuanto tuvo que acudir por primera vez al juzgado.
La Policía abrió una investigación interna para determinar por qué el menor fue acusado junto con el resto de sus familiares, después del enfrentamiento con los trabajadores del gas y con los policías en Lahore.